El blog del marciano

por · Abril de 2015

La novela El marciano, de Andy Weir, no oculta su deseo por ser filmada o adaptada, y como la mejor ciencia ficción, juega a que nos interesa sobre todo lo que ocurrirá con una misión humana en Marte.

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«Estoy bien jodido», escribe un astronauta en su bitácora de supervivencia.

El hombre llegó a Marte en una misión de la NASA, cancelada en medio de una violenta tormenta de arena que lo aísla del resto de la tripulación.

El guión es perfecto para Ridley Scott: el hombre, que es dado por muerto y abandonado en el planeta rojo, comienza una vida como náufrago interestelar, sin comunicación con la Tierra y con muy pocas probabilidades de sobrevivir.

«Así que esta es la situación. Estoy atrapado en Marte. No tengo forma de comunicarme con la Hermes ni con la Tierra. Todos piensan que estoy muerto. Estoy en un Hab diseñado para durar treinta días», escribe Mark Witney, que es a partir de ese momento el hombre más solitario del universo.

Para sobrevivir, el protagonista de El marciano debe recrear las condiciones para respirar y moverse sin problemas, con los escasos recursos que la misión dejó sobre la superficie marciana: un módulo habitable, una pequeña base de operaciones y agua y comida para no más de un año.

La situación es crítica, por decir lo menos. Aunque el hombre consiga contactar a la Tierra, la siguiente misión a ese planeta llega dentro de cuatro años.

Así comienza un torrente de razonamiento científico y cálculos sacados de un manual de supervivencia espacial. Witney, por ejemplo, sabe que necesita conseguir 2.137.500 calorías para sobrevivir cuatro años y, como en un arranque de ciencia ficción en estado puro, cultiva un campo al interior de la nave, fabrica agua y emprende una misión para conseguir un transmisor.

«¡Eh, soy astronauta! Los viajes interminables son mi trabajo», escribe en su blog este ingeniero mecánico y botánico creado por Andy Weir.

Racionando comida y con un humor negro y claustrofóbico —que recuerda películas como Gravity e Interstellar—, el hombre se mantiene ocupado entre sus tareas diarias, la música disco y las series de los 70 que olvidaron sus compañeros.

Pero la paciencia y la psique humana tienen su límite. «No me estoy rindiendo. Solo estoy planeando todos los posibles resultados», escribe en un momento de debilidad. Lo interesante ocurre cuando la novela comienza a fraguar un posible rescate, cuando la historia es narrada desde la Tierra y el astronauta es seguido con atención por las pantallas de Trafalgar Square, la plaza de Tiananmen y Times Square.

De alguna manera, El marciano nombra el futuro, dotando al mundo que rodea a las misiones de la NASA de un registro visionario. Por supuesto, no oculta su deseo por ser filmada o adaptada, y como la mejor ciencia ficción, la novela juega a que nos interesa sobre todo lo que ocurrirá con una misión humana en Marte. Gran parte de su fuerza descansa en esa idea, el formato de bitácora y por qué no, en las ganas de sobrevivir —o no morir— y colonizar otros planetas.

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El marciano
Andy Weir
Nova, 2015
407 p. — Ref. $15.000

El blog del marciano

Sobre el autor:

Felipe Ojeda (@paniko).

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