Grandes artistas, estúpidos derroches

por · Abril de 2017

¿Cuánto realmente sirven a los músicos los programas de talento en televisión?

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Para nadie es una sorpresa que en la última década el escenario de la música nacional ha crecido de forma desbordante. Todo el tiempo aparecen cantantes y bandas nuevas, propuestas musicales frescas y, muchas veces, prometedoras. Artistas como Francisca Valenzuela, Manuel García, Javiera Mena, Nano Stern, Camila Moreno, Álex Andwanter y Gepe, que llevan un rato arriba de la micro, tienen su espacio asegurado en la cartelera nacional. Sin embargo, hay otros tantos que con el tiempo también se lo han ganado, pero que no tienen suficiente espacio en la escena local, como lo son Pascuala Ilabaca, (Me llamo) Sebastián, Planeta No, Chinoy, La Rata Blusera, Prehistóricos, Patio Solar o Amarga Marga. La lista podría seguir eternamente. Son muchos los artistas que se pasean de tocata en tocata, que publican sus discos en Youtube y los difunden luego por las redes sociales, que participan de grandes y pequeños festivales que les puedan dar la oportunidad de un espacio para mostrar su música y así llegar a la gente. El gran momento que vive la música chilena es innegable, algo que los programas buscatalentos chilenos no han sabido aprovechar, al menos no desde la autenticidad de cada artista.

Mon Laferte y el éxito que vive la cantautora radicada en México es uno de los ejemplos más actuales de talento derrochado por la televisión. Su último sencillo “Amárrame”, en el que comparte junto al cantante colombiano Juanes, no deja de sonar en las radios desde que salió a la luz a principios de este año, lo que sumado a su emocionante participación en la última edición del Festival de Viña del Mar, la han convertido en una de las artistas chilenas más destacadas del último tiempo. Éxito que no llegó precisamente por su participación en Rojo Fama Contrafama a principios de los 2000 –programa en el que era conocida como Monserrat Bustamente y donde, de todas formas, se ganó el cariño de la gente–. Este buen momento se lo debe a sí misma, a la carrera que poco a poco levantó en México y a lo gran compositora que es.

El mismo caso se ha dado con otros artistas nacionales, como Feliciano Saldías, vocalista de la banda penquista Zurdaka, que concursó en uno de los primeros reality chilenos, Protagonistas de la Música de Canal 13. Terminó en tercer lugar, incluso cantó junto a Los Jaivas, pero eso no bastó. Feliciano, el chico reality, quedó en el olvido, pero Zurdaka no. Tras más de quince años de carrera siguen viendo los frutos de su trabajo, algo que se pudo rescatar en su participación de la última versión de Rock en Conce, evento en el que confirmaron que su chapa de emblemáticos del rock no les queda grande.

Estos son solo algunos casos de artistas que triunfaron lejos de la televisión, pese a su anterior participación en ella. Por eso, quisimos conversar con ex participantes de The Voice Chile, último programa de concursos de música hecho hasta el momento en nuestro país, para que nos cuenten si su experiencia en este tipo de formatos televisivos tiene los mismos cimientos que hace una década atrás.


Charly Benavente y la fuerza sureña

Estaba en plena gira por el sur de nuestro país cuando lo llamaron desde la producción de The Voice Chile. Arrancaba la primera temporada y el cantante de Arauco había sido seleccionado para la etapa de audiciones a ciegas. Tuvo que suspender la última fecha de la gira para ir a firmar a Santiago y, luego de eso, se concentró en el programa. Se presentó con “The A Team” del cantante inglés, Ed Sheeran. Su guitarra y su voz captaron de inmediato la atención de los coach y pasó a integrar el equipo de Franco Simone, en el cual avanzaría hasta llegar a la final del programa. Fueron cinco meses de trabajo en los que, además de ganarse el cariño del público, logró comprender cómo funciona la industria televisiva. «Al comienzo sí, estaba ilusionado con llegar a la final y cantar una canción mía, pero con el tiempo fui abriendo los ojos y entendí que al programa no le importaba si éramos compositores. Sólo buscaban un cantante, una buena voz que pudiesen ocupar para hacer su show», dice.

Carlos Benavente, más conocido como Charly, ha hecho su carrera muy concentrado en la composición. Cuando estaba en cuarto año de Ingeniería Industrial decidió hacer su primer demo. Grabó las canciones en Leufü, un estudio en Concepción, armó una banda y ese mismo año no paró de tocar. Se presentó en algunos bares penquistas y empezó a salir de gira hacia el sur. Incluso, se le dio la oportunidad de viajar a Perú para mostrar su trabajo. Para fines del 2014 ya tenía grabados dos EP, Las Fotos de Ayer y Club Social, este último tocado en vivo. Luego, inició una nueva etapa. «Comencé a armar lo que es la banda actual, así que con el guitarrista y percusionista nos fuimos de gira, nuevamente al sur, en una gira autogestionada», cuenta Charly. Fue precisamente en ese momento que recibió la llamada para el programa, la oportunidad perfecta para masificar su trabajo.

No se arrepiente de haber entrado al programa por la experiencia que este le brindó, sobre todo para perderle miedo al escenario. «Ahora lo disfruto cada vez más», asegura. Sin embargo, no todo era brillaba en ese espacio. Los participantes no podían cantar sus propias composiciones, ni tenían tanta libertad para mostrar lo que querían. Por eso Charly no lo volvería a hacer. «Mi experiencia fue excelente, el equipo con el que trabajé fue tremendo, muy profesional, pero sinceramente creo que este tipo de programas, en vez de crear artistas, los destruyen», sostiene. Tras terminar el programa, Charly siguió con su carrera musical. Grabó el single “Accidente”, con el que estuvo de gira todo el verano del 2016 y participó del concurso Ballantines Records en el que ganó por votación popular, lo que le permitió grabar el video del single “Luna”.

Su última presentación masiva fue en el sideshow del festival REC’17 realizado en octubre del año pasado en el Valle Las Trancas, a una hora de Chillán, en plena montaña. Participó del evento junto a De Saloon y Julia Smith, una invitación que lo tomó por sorpresa ya que se encontraba en un receso indefinido: plena composición de las canciones para su primer LP. El acceso al lugar no era fácil por lo que no esperan que llegara mucha gente, pero pasó todo lo contrario. «Nos taparon la boca, se llenó, la gente cantó y bailó pese al frío que hacía y lo pasamos genial», cuenta el cantautor.

Ya en noviembre del 2016, comenzó a trabajar en su primer álbum, el que actualmente se encuentra en pleno proceso de mezcla. Un disco que habla desde el sur donde Charly creció, el campo y el mar. «Mi apuesta es transportar al oyente a diferentes paisajes con mi música», sostiene. El disco se titula San Osvaldo y será publicado durante el segundo semestre de este año. «San Osvaldo es el patrón de la verdad, es quién nos protege cuando estamos vulnerables a influencias sociales que muchas veces nos impiden ser quienes somos realmente», cuenta. Hoy, su foco está puesto en la promoción del disco, sin embargo, no ha dejado de lado los show en vivo. Se presentará este sábado 29 de abril a las 22hrs en la Sala SCD de Mall Plaza Egaña junto a la también compositora Maca Torres, evento que se da ad portas del lanzamiento de su nuevo single “Arauco”, el que trata sobre la separación, muchas veces obligada, de lugares que marcan a personas, ya sea por crianza o simplemente por la comodidad o entorno.


Bienvenidos al Hotel Julieta

En 2015 nació Hotel Julieta, banda chilena compuesta por Matías Schulze (voz), Tomás Ledoux (guitarra) y Eduardo Ramírez (bajo). Matías y Eduardo, dos músicos talquinos, venían trabajando juntos el proyecto cuando la prima de Matías les presentó a Tomás. Conversaron de música y, lo que al principio era solo una idea, comenzó a tomar forma. Sus bandas anteriores no tenían muchas aspiraciones, por lo que decidieron tomarse en serio esta apuesta. Dejaron de estudiar y comenzaron a dedicar tiempo completo a la música, algo que siguen haciendo en la actualidad.

Ese mismo año, mientras el proyecto recién comenzaba a armarse, apareció una oportunidad para dar a conocer a la banda. Se iba a estrenar la primera temporada de The Voice Chile, así que Matías decidió postular. Después de pasar por un largo proceso de audiciones no televisadas llegó el turno de presentarse frente a los coach. Quería cantar un tema propio de la banda, “Imágenes”, pero no lo dejaron, así que se presentó con “Last Nite”, de The Strokes, haciéndole un pequeño arreglo a la canción. Su energía cautivó a Álvaro López, con quien se quedaría trabajando un par de capítulos más dentro del programa. «Siempre fue por la banda, porque íbamos a sacar las canciones a la par», afirman. Mientras el vocalista participaba del programa, en paralelo, sus compañeros creaban la fanpage de la banda y publicaban sus primeros dos singles: “Como la luna y el sol” y “Amores Contingentes”. Matías se presentó un par de veces más con “Rock and Roll All Night” de Kiss y “Take Me Out” de Franz Ferdinand y fue eliminado del programa. «La instancia en sí me ayudó mucho. El nerviosismo de enfrentarte a eso es muy grande. Nunca he vuelto a sentir tanto nerviosismo», cuenta Matías. Pero además de ser un aprendizaje personal, la exposición le sirvió mucho a la banda. Después de cada capítulo se llenaban de solicitudes de amistad en Facebook y a sus primeros conciertos asistió mucha gente. Cantaban las canciones, lo que hacía notar que de verdad seguían a la banda. Hotel Julieta cumplió su objetivo. Comenzaron a ganar terreno en el escenario de la música local y le dieron fuerza a un proyecto que venía recién comenzando.

Lanzaron en noviembre del año pasado su disco debut en el Teatro Parque Cousiño. El lugar se llenó y las siete canciones del disco homónimo tuvieron una buena recepción. «Por lo que hemos visto, la gente que ya venía escuchando las primeras canciones, no se decepcionó. Hicimos un trabajo parejito. No guardamos lo malo para el final, no metimos relleno», afirman. Este primer disco de Hotel Julieta cuenta con siete canciones. Son pegajosas, cortas y con onda pop, lo que hace que sean fáciles de digerir, pero tienen mucha fuerza en los shows en vivo. Porque esa es su clave para llegar a la gente: que la presentación en vivo sea potente y que así se corra la voz.

Por eso el proyecto tiene una apuesta mucho mayor. Hotel Julieta no solo es el nombre de la banda. Para sus integrantes tiene un significado mucho más trabajado. «Cuando armamos el proyecto teníamos aspiraciones tanto musicales como de planteamiento escénico. Entonces, queríamos este lugar, aunque fuera ficticio, donde se agrupara todo», cuentan. Un espacio en que pudieran trabajar la iluminación, desarrollo visual, producción y la música, lo que se condice mucho con sus presentaciones. Para el lanzamiento de su disco debut se vistieron como botones de hotel y fueron presentados por una voz en off que daba la bienvenida a los residentes –como le dicen a sus seguidores– al hotel. «La gente aprecia cuando vas a ver un show que está pensado más allá de la música», dicen.

Sus principales inspiraciones son el grupo francés Phoenix y The Strokes en lo sonoro y Gustavo Cerati en la composición. De hecho, hay canciones con directa relación, como “Imágenes”, que tiene mucho del argentino o “Como la luna y el sol” de la banda estadounidense que se presentó hace poco en Lollapalooza Chile. También tienen una cuenta en Spotify llamada Bienvenidos al Hotel Julieta donde dejan entrever otros artistas que influyeron en los temas de este disco. Su favorita del álbum es “La Espera”, una canción con bastante energía y ritmo. «Quedó rica, por eso la pusimos de primera. Es más bailable. La batería suena bacán. En un momento casi la sacamos. No nos gustaba en vivo, pero le hicimos unos cambios y quedó», cuentan.

Hoy, Hotel Julieta se encuentra en una pausa. Después del lanzamiento se tomaron un respiro del agitado año que tuvieron, pero ya piensan en un segundo disco, esta vez, con un cambio en la formación. Eduardo Ramírez se fue de viaje indefinidamente, por lo que deberán encontrar otro bajista. Por el momento, se dedican a componer y estudiar producción musical. «Una de las cosas difíciles era grabar, porque tienes que ir a un estudio, pagarle a un ingeniero, y no es fácil, y muchas veces los resultados que tienes no son tan buenos», aseguran. Por lo que ahora quieren empezar a grabar ellos sus temas y así asegurarse un estándar de calidad para su próximo disco que esperan salga el año que viene.


Gloria López y el poder de las que hablan

«Era mi sueño de niña», cuenta Gloria López respecto a su participación en The Voice Chile. Siempre quiso vivir la experiencia de estar en un programa de televisión, por lo que cuando se le dio la oportunidad de hacerlo en la segunda temporada del show, no lo pensó dos veces. Además, aprovechó ese espacio para dejar un mensaje de conciencia. «Donde pueda entregar este cuestionamiento y sembrar la semilla de la libertad, lo haré», afirma. La cantante de Hip-Hop cree en el arte como una forma de comunicar, y por eso lo ha utilizado como una herramienta para aportar a la sociedad. «Ojalá muchos de esos corazoncitos que escuchen sientan el mensaje, puedan despertar y dar la lucha en conjunto con los y las seres que creemos en la deconstrucción y construcción», agrega.

Gloria comenzó a cantar desde pequeña gracias a su contribución con una iglesia evangélica de su barrio. Participó en festivales escolares y pequeños escenarios haciendo covers de artistas pop como Cristina Aguilera, Mariah Carey y Thalía. Pero a los once conoció el Hip-Hop y comenzó a sentirse parte de algo. Vivía en un ambiente donde se consumían drogas, a las que ella se refiere como “vicios del sistema enfermo, capitalista y patriarcal”, por lo que a medida que fue creciendo se dio cuenta que podía hacer algo en esa realidad: transformarla y, al mismo tiempo, aprovechar la música como el arte de comunicar. En ese momento conoció a sus compañeros de Renca Mundo. «Con ellos me he construido como un ser activista. Han sido mi máxima escuela», afirma. Por eso fue tan importante para Gloria formar parte de un espacio donde pudiera masificar el Rap y el Hip-Hop.

Según cuenta, formar parte de The Voice Chile fue una oportunidad que le permitió conocer un modelo que se replica en la mayoría de los empleos: una empresa donde hay trabajadores y trabajadores subordinados por altos mandos. Gente con mucho talento y muy inteligente que se gasta las pestañas por hacer su pega bien. Sin embargo, a pesar de ser crítica, también la siente como una experiencia de la que no se arrepiente y que volvería a repetir. «Fue como ir a un conservatorio de artes escénicas y conocer a dos grandes y hermosas mujeres, Ana Torroja y Claudia Miranda, maestras en este proceso que admiro profundamente», asegura. Precisamente por el trabajo con esas mujeres es que Gloria siente que su paso por el programa fue un antes y un después. «Me ayudó a confiar en mí y creer en mis capacidades como mujer y como artista. A darme cuenta de mi deber y servicio en este espacio», sostiene.

Actualmente se encuentra trabajando en dos proyectos musicales. El primero es un proyecto colectivo con sus compañeros de Renca Mundo, un disco llamado Tabú en el que llevan trabajando casi siete años y en el que intentan abordar todo lo que no se habla en la sociedad. «Ha sido un proceso de conocimiento y descubrimiento», cuenta. Además, se encuentra trabajando en su primer disco como solista, el que realiza junto a Jorge Dolorez y Habitual, quienes la acompañado durante todo el proceso. El álbum, que espera lanzar a fines de este primer semestre, trata sobre sus experiencias y trasformaciones en los últimos años, donde también cuestiona al patriarcado y la manera en que nos relacionamos entre mujeres. «Sobre la capacidad de sanarnos internamente para que desde nuestras prácticas cotidianas hagamos la revolución y generemos el cambio que todos y todas queremos», agrega. Su foco en este minuto está puesto en ambos discos y en seguir haciendo videos y colaboraciones. Esta última una de sus mayores sorpresas: compartir con artistas de Rap a nivel internacional, trabajo que espera pronto salga a la luz.

Grandes artistas, estúpidos derroches

Sobre el autor:

Valentina Gilabert

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