Naranjo veo el mundo

por · Junio de 2014

Este viernes 6 de junio Netflix estrena la segunda temporada de Orange is the new black.

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Netflix es la raja. Sabemos que está demás hacerlo pero, por si no lo conoce: es como Cuevana, pero pagado. Y como es pagado, es de calidad. No solo por la opción de ver lo que uno quiera, cuando quiera. Y sí, eso también se puede hacer descargando torrents de Internet, pero Netflix no necesita descargar nada, él hace lo suyo. Y legal. Y multiplataforma. Y bien.

Existen los que alegan que el catálogo no es como el gringo (es como para llorar de alegría), que le falta títulos, temporadas nuevas y todo lo que quiera. Y tienen toda la razón. Le faltan series nuevas, a veces recomienda puras leseras (está este programa peruano o de no sé dónde que se llama La Familia P.Luche que es de esas cosas impresentables que dan rabia) y las temporadas están poco actualizadas (Parks & Rec, principalmente). A pesar de todo eso, a la larga, uno lo termina pasando por alto. Son solo 7 dólares al mes, al fin y al cabo.

Lo realmente grande de Netflix son sus programas originales. La titánica House of Cards, la cuarta temporada de Arrested Development, Bad Samaritans, Hemlock Grove y Orange is the New Black.

De cada una de las nombradas he visto, por lo menos, dos o tres capítulos. Hemlock Grove es lesa, Bad Samaritans también. Pero no por ser lesas, malas. House of Cards es tremenda y Arrested Development es como ir a una junta de ex compañeros que siempre están tirando las mismas tallas y que, por mucho que se esfuercen en crear nuevas, siempre regresan al mismo humor que tenían la última vez que los viste.

Orange is the New Black (creada por Jenji Kohan, la misma que hizo Weeds) nos sitúa en el sistema carcelario de Estados Unidos. Ese que no tiene a psicópatas brutales o a tipos que se tatúan el mapa de la prisión en la espalda. Por lo mismo, podría ser perfectamente una reescritura de The L World tras las rejas o una versión light y llena de minas de Oz. Pero no es nada de eso, aunque un amigo insinuó que era el hijo de Prison Break con Girls.

La serie es lesa. Pero lesa para bien, de esas series lesas que uno ve y dice «ja, que entretenido, voy a ver otro capítulo» y terminas enganchado y viendo todo en menos de una semana. Como How I Met Your Mother antes de ponerse insufrible. La protagonista, Piper Chapman (Taylor Schilling, aka Katy Perry en blondor), es una chiquilla rucia que está comprometida con el tipo de American Pie (Jason Biggs) y que la van a meter presa porque con su ex pareja se mandó un condoro que involucra drogas. Su antigua relación era con una lesbiana narcotraficante. Suena leso, pero créalo o no, es una historia de la vida real.

OrangeIsTheNewBlackPiperChapman

De ahí en adelante, Piper se enfrenta al crudo mundo penitenciario. El Colina 1 de las minas gringas. Al principio, a pesar de que todo es como el hoyo, las cosas no van tan mal (para ser la cárcel), pero de a poco va metiendo las patas. Hasta el fondo. La niña rubia termina siendo como un canario en una jaula llena de cuervos. Las incomodidades y el «lado feo» aparecen, están. Es una comedia-drama después de todo. Y por lo mismo, la protagonista no es todo: los personajes secundarios, desde la vieja hippie hasta la que maneja la cafetería, son grandes adiciones a la trama. Ah, y sale Laura Prepon, que hacía de mina rica en That 70’s Show y después pasó a ser una lamentable borracha lesa en Are you There, Chelsea ahora es la ex de Piper, la lesbiana narcotraficante rica. Un guiñito loco a Weeds.

Una de las cosas tremendas de OITNB son los personajes que construye: Crazy Eyes (Suzanne Warren), la “novia” de prisión de Piper, una loca de mierda, es un acierto monumental. Solo su expresión facial basta para convencer. Está también la rusa Red (Kate Mulgrew), la jefa de la mafia que opera dentro de la prisión; Pornstache (Pablo Schreiber), el guardia contrabandista al que intentan pitearse y Pennsatucky (Taryn Manning), una prisionera que se convirtió a la religión después de dispararle a una enfermera y que hace el final de la primera temporada.

Una de las cosas la raja es que, a pesar de ser una prisión bien idílica, las cosas son como deben ser. Si hay minas que tiran, lo muestran; si hay que decir «aborto», lo dicen; si es necesario mostrar a un tipo masturbándose porque dirige una cárcel de mujeres, no lo hacen, pero lo insinúan. Pero si hay que ponerse mamón, lo hacen con ganas. Todo esto hace que el saborcillo que deja OITNB sea más a mandarina que a naranja. Es más linda que dura, más suave que al hueso, lo que para ser Netflix va bien, pensando que es una de sus producciones originales a la que más billete le han puesto.

Orange is the new black estrena segunda temporada el próximo viernes 6 de junio.

Naranjo veo el mundo

Sobre el autor:

Mariano Tacchi (@playeroycasual)

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