Una carta de amor a los ochenta

por · Julio de 2016

Stranger Things, la serie de Netflix, recupera el suspenso que surge de situaciones corrientes como a esos «niños héroes» del cine ochentero.

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Pura ternura. A pesar de ser una serie de suspenso, Stranger Things, la nueva producción de Netflix, genera una profunda ternura, sobre todo para los amantes de películas de culto de los 80 como Pesadilla en Elm Street, E.T. (o cualquiera de Spielberg), Gremlins, Explorers; series como Freaks and Geeks; las obras literarias de Stephen King; juegos estilo la güija o Calabozos y dragones; o el filme, de hace unos años, Super 8.

Ambientada en los 80, la serie narra la desaparición de Will, un niño de 12 años, debido a circunstancias inexplicables. Su madre, interpretada por una entrañable Wynona Ryder, junto con la ayuda del sheriff local (David Harbour), intentará hallar el paradero de su hijo. A la vez, una misteriosa organización gubernamental secreta está tras la búsqueda de Eleven, una niña con poderes sobrenaturales que logró escapar de ellos. Ella entablará amistad con Mike, Lucas y Dustin, tres chicos que intentan buscar a su amigo desaparecido, quienes a su vez la ayudarán a esconderse. Como señala Matt Duffer, uno de sus creadores, la serie tiene como rasgo particular brindar la sensación de ser una «película extendida». Tanto así, que el final de temporada nos genera ansiedad de ver qué ocurre en la «segunda parte» de la historia.

Episodio tras episodio, la serie va adentrándose en el suspenso pero sin dejar de lado el desarrollo de los personajes adolescentes, así como los conflictos que surgen entre ellos. Sin duda, el casting no pudo ser mejor, sobre todo por la actriz que interpreta el papel de Eleven, la joven Millie Brown. «Millie es una verdadera profesional», dice su compañero de trabajo David Harbour. «Activa y desactiva su talento cuando quiere y sin esfuerzo aparente. Es fascinante verla trabajar».

Aunque, sin duda, lo más destacable de la serie radica en la fidelidad que llevó a cabo el equipo de producción para ambientar la historia en los años 80. Desde los detalles de la ropa o el decorado, pasando por la música, hasta los cortes de cabello: un homenaje a la estética de aquel tiempo.

Incluso los actores jóvenes destacan su amor por los 80. Finn Wolfhard, el actor que interpreta a Mike Wheeler, dice estar obsesionado con «las películas retro y de los 80», y que eso lo llevó a audicionar. Los hermanos Duffer, creadores de Stranger Things, le dijeron que la serie iba a ser «una carta de amor a los ochenta. Algo así como Cuenta conmigo (Stand By Me) o Los Gvoonies (The Goonies), y la química entre los chicos de Stranger Things se parece mucho a eso».

Escrita y dirigida por los hermanos Matt y Ross Duffer, y producida por Shawn Levy, Stranger Things recupera tanto el suspenso que surge de situaciones corrientes como a esos «niños héroes» del cine ochentero.

Una carta de amor a los ochenta

Sobre el autor:

Alejandro Martínez ha colaborado para distintas revistas en América Latina y Estados Unidos.

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